Jesús Herrera Vélez
LAS ALIANZAS, PRÁCTICA DE LA IZQUIERDA ¿Y EL PRI QUE HACE AL RESPECTO? La cultura de las alianzas electorales, desde los ochentas, prácticamente es patrimonio de la izquierda. En Guerrero tuvo una de sus máximas expresiones en el 2005 en la elección de Zeferino Torreblanca como gobernador del Estado. Hoy, en primer lugar, tanto los dirigentes y militantes, así como los aspirantes a gobernador por el PRD hablan de la necesidad de las alianzas; les siguen los de Convergencia, los del PT y el PAN, pero del PRI ninguno. Las alianzas son un recurso indiscutible en la política, siempre debe estar a la mano para hacer uso de él; quien no lo usa corre más riesgo de no lograr éxito en las competencias electorales. El PRI ha hecho alianzas, pero las que ha practicado con el PVEM y con el PT no son suficientes, como se vio en la postulación de Héctor Astudillo como candidato a gobernador; son positivas; son un avance porque antes hasta era sacrilegio proponerle al PRI que hiciera alianzas; pero son un avance muy limitado porque estos son tiempos de mayor competitividad política, de inclusión y de necesidad de más acuerdos y de pactos para la estabilidad en Guerrero. Para esta campaña que se aproxima por la gubernatura, cuando el PRI despierte, probablemente ya no tendrá con quien aliarse (hablando de los partidos con registro) y dejará otra vez el campo libre para que todos o la mayoría se unan en su contra. Por eso es oportuno el señalamiento del diputado Marco Antonio Leyva cuando dice que "el PRI necesita de las alianzas para hacer frente a la coalición que la izquierda siempre presenta en las elecciones". En el PRI se olvidan que los Estatutos del partido –en los artículos 7, 8 y 9- otorgan al Comité Directivo y al Consejo Político Estatales la iniciativa para establecer alianzas. Se olvidan que el PRI, en su origen como PNR, nació como una especie de alianza nacional de partidos. Se olvidan que en los cabildos y en las cámaras legislativas, por más adversarios que sean los representantes de cada partido hacen alianzas, pactos, compromisos, acuerdos para votar o resolver juntos muchos asuntos de relevancia para el municipio, el Estado y el país. Será soberbia, que es menosprecio a los demás, o sus dirigentes no son factor benéfico para dialogar y conseguir la unificación de fuerzas con otras expresiones políticas… o son las dos cosas, porque no se ve ni se oye nada al respecto para esta elección de gobernador. El PRI no se derrumba cuando pierde; se reorganiza y recupera. Ello pone de manifiesto su arraigo popular por las causas que representa. Pues por el bien de esas causas y de la gente que está atrás de ellas, el PRI debe promover más alianzas para asegurar el triunfo en la elección que viene por el gobierno de Guerrero. Bueno, este es mi punto de vista ¿Y el de usted? Un dato extra: En la Ley Electoral de Guerrero no se usa la palabra alianza, en su lugar está la de Coalición. En el artículo 68, segundo párrafo, dice: "se entiende por coalición la unión temporal de dos o más partidos políticos con el fin de postular candidatos en las elecciones…"; en el párrafo noveno agrega: "Concluida la Etapa de resultados y de declaración de validez de las elecciones…terminará automáticamente la coalición". Es cuanto. |
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